MINIVIVIENDAS ¿Por qué las tiny houses o mini casas son las viviendas del futuro en Europa?.
Su superficie ronda los 30 metros cuadrados y en algunos casos apenas alcanza los 10. La «Tiny Houses» arrasan en Japón y se están poniendo de moda en Europa. Si son ecológicos y móviles, mejor. El metro cuadrado en España ronda los 1.200 euros.
El fotógrafo japonés Kyoichi Tsuzuki conoce muy bien los espacios minúsculos. Hace unos años recorrió multitud de ellos, fotografiándolos con sus habitantes, auténticos apasionados por la moda. Se encontraba inmerso en un estudio sobre Tokio, una ciudad donde el metro cuadrado en algunos casos sobrepasa los 20.000 euros, que concluyó en la edición de un libro llamado Tokyo Style. La superficie de muchos de los lugares que captó el objetivo de Tsuzuki no llegaba a los 18 metros cuadrados, trasladándonos una impresión de gentes que preferían gastar en su pasión, en este caso la moda, más que en su vivienda, generalmente de alquiler.
En España para una gran mayoría el principal obstáculo para el acceso a una vivienda es su elevado coste. ¿Y si esta fuera pequeña? Cada vez hay más parejas jóvenes que, debido a los precios en las grandes capitales, apuestan por el campo, que además de naturaleza y serenidad, les brinda más espacio a costes muy por debajo. Si vivir en una caravana o en una mobile home se asocia con el mundo nómada, con culturas trashumantes como la gitana u otras, comienzan a despertar interés en una nueva generación fenómenos como el de las minicasas, una filosofía de vida diferente a la que estamos acostumbrados. Más de un iniciado en la materia recordará el proyecto Casa en una maleta, de los arquitectos Eva Prats y Ricardo Flores, en el que mostraban una posible vivienda en un espacio limitado a 27 metros cuadrados en el Ensanche barcelonés. Aquel antiguo lavadero se reconvirtió en un ático de 9 x 3 x 3 m formado por dos grandes baúles que estaban inspirados en los primeros equipajes de Louis Vuitton.
Funcionales
Hace ahora dos décadas, la arquitecta Sarah Susanka publicaba el libro «The Not So Big House» (Una casa no muy grande), donde reivindicaba de algún modo las superficies más pequeñas, en contra de la mayoría. Conocidas como tiny houses, con más tradición en lugares como Estados Unidos, y relativamente nuevas en nuestro país, van poco a poco ganando en popularidad, así como en interés por parte del público. Arquitectos de prestigio internacional, entre los que se encuentra Renzo Piano, también han hecho su incursión en este tipo de construcciones. En su caso, en 2013, con la casita Diogene. El proyecto se publicó en 2009 en la revista Abitare. A Rolf Fehlbaum, CEO de Vitra, le sedujo tanto la versatilidad del diseño que decidió producirlo en los talleres de la firma en Alemania. También llamada cabina autosuficiente, es una construcción de 2,5 x 3 metros, con una superficie de 8 metros cuadrados, pensada para funcionar como oficina para una persona. Se puede desarmar y transportar.
Si en un principio fueron concebidas para el entorno rural en destinos de fin de semana, también hay quienes optan por ellas para instalarlas en el jardín de su vivienda habitual para sus hijos adolescentes, así como para acoger a los invitados que reciben, con el propósito de que cuenten con una mayor independencia. También existe la opción del alquiler. Jonathan Dassieu, de la firma gala Ma Petite Maison comenta a Fuera de Serie que «hay gente que vive en ellas todo el año». El eslogan de esta compañía es: «Más vale un espacio pequeño tuyo que uno grande en casa de otros». A la hora de especificar esos tamaños, en el terreno de este tipo de casas, la horquilla de entre 40 y 60 metros cuadrados es la que más suele llamar la atención. Las hay más pequeñas, a partir de 10 metros cuadrados, aunque estas, como la diseñada por Piano, suelen utilizarse más como oficina o lugar de juego para los niños.
Una «Tiny house» de madera en construcción.
En cuanto al coste de construcción por metro cuadrado, en nuestro país estaría en torno a los 1.200 euros [el de una vienda convencional en una ciudad como Madrid es de unos 2.600 euros], con precios que parten de los 16.500 euros (y pueden alcanzar los 67.000). Existen diferentes propuestas de casas, desde los tipos estándar a las hechas a medida. Estas últimas son las opciones estrella. Por lo general, la madera suele ser su material predominante, que proporciona calidez, junto a lo mejor en aislantes. La inversión en materiales resulta a la larga rentable y se encamina por la vía de lo sostenible. «Cada vez se da una demanda más creciente por estas casas, por aquello de que la gente muestra mayor interés por consumir menos energía y contaminar menos», señala Daniel Corbí, del estudio de arquitectura Iniciativa Sostenible. Diseño y Construcción Bioclimática. Si «prima más ahorrar dinero que salvar el mundo», este arquitecto explica que este tipo de construcciones que cumplen la ley «no son casetas, cobertizos o infraviviendas, sino una arquitectura que permite calentar la casa en invierno y no utilizar aire acondicionado en verano». Cuanto más pequeño sea un espacio, menos energía se necesitará para sentir en él la temperatura ideal. Aparte de vivir en contacto con la naturaleza, estas casas ayudarían a repoblar lugares como la meseta española. Según una información de El Mundo del pasado 6 de febrero, «el éxodo de los pueblos a las ciudades no es exclusivo de España. Es un proceso global, aunque en nuestro país adquiere una dimensión dramática en la medida que, según Eurostat, el 62% de los municipios españoles tiene menos de 1.000 habitantes».
Sin Cargas
Cada vez son más los que empiezan a descubrir en las microcasas la forma más económica de construir una vivienda, prefiriendo vivir conectados con la naturaleza que atados a un crédito hipotecario de por vida. Jay Shafer, fundador del movimiento tiny house y activista ecologista, y el economista e ideólogo francés Serge Latouche, que habla de ellas en su libro Le pari de la décroissance (La hora del decrecimiento, en su versión española) alaban sus ventajas. Por ejemplo, contribuyen a crear una conciencia a la hora de rodearse de objetos, ya que se adquiere sólo lo necesario huyendo de la sociedad del acumulamiento y haciendo propio el dicho de «no es más feliz quien más tiene, sino quien menos necesita». Porque en las tiny houses se vive más ligero y, en suma, mejor, cuanto menos se posee. Como explica la decoradora canadiense Catherine Duval, que cuenta con una como residencia secundaria, «al ser más pequeña, tienes que ser muy disciplinado en cuanto al orden. El resto todo son ventajas».
TEXTO PROPIEDAD DE https://www.expansion.com/fueradeserie/arquitectura/2018/03/19/5aa67859468aebc3428b457c.html